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Periodistas deportivos

“¿Por qué no tenemos buenos comentaristas de fútbol en televisión?”, preguntó Ramón Rocha Monrroy en su última columna y me provocó dolor de cabeza porque me obligó a pensar.
Si leemos lo que la gente opina de los comentaristas deportivos de la tele en redes sociales como Twitter o Facebook encontraremos que la opinión del “Ojo de vidrio” no es aislada. Las metidas de pata (o más bien de boca) son tan frecuentes que uno no puede evitar sentir vergüenza ajena.
Sin embargo, es bueno recordar que existen diferencias sustanciales entre radio y televisión. Debido a que en la tele tenemos imagen, los profesores de periodismo recomiendan —aplicando apabullante lógica— que se renuncie a la descripción que es norma en la radio. Por ello, el relato de un partido de fútbol por televisión es más bien de acompañamiento, de ratificación de la referencia visual y no precisamente la descripción de algo que el público ya está viendo.
En la radio, la falta de imagen se suple con la descripción. Como el oyente no está viendo lo que pasa en el campo de juego, el locutor tiene que contárselo de la mejor manera posible.
Pero también está la empatía.
Si de imagen se trata, existen personas que son fotogénicas; es decir, que salen bien retratadas por cámaras fotográficas o de televisión y otras que no lo son (en este grupo estoy yo que siempre salgo más feo de lo que soy). En la radio existe la fonogenia; es decir, la cualidad que tiene una voz, por lo agradable, dulce o bien timbrada, de resultar más agradable que otras (aquí también pierdo porque, pese a que soy Toro, la mía parece maullido de gato).
Según el medio en el que actúen, sea radio o televisión, los buenos periodistas suplen las faltas de elementos con imaginación y dinamismo. La falta de fotogenia se puede suplir con recursos visuales que alguna vez explotó el padre Eduardo Pérez, cuando se hizo visible, y la escasez de fonogenia con la habilidad del locutor para caerle bien a la gente sin importar que su voz recuerde a algún felino.
Y así como algunos meten su voz a los partidos televisados y no aportan nada, existen otros que lo hacen tan bien que son capaces de trascender la frontera entre uno y otro género.
Rocha Monrroy expresó su aprobación por Toto Arévalo (“el mejor relator y comentarista de fútbol de Bolivia”) a quien yo también admiro pero así como admitimos las fallas del periodismo deportivo actual, hay que reconocer que entre las nuevas generaciones existen valores que nos hacen ver las cosas con más optimismo.
Ahí está, por ejemplo, el equipo humano de “Futbolmanía” que se emite por radio Fides con tanto éxito que les ha sacado audiencia a muchas de las vacas sagradas de las transmisiones deportivas.
Quizás mi opinión esté influenciada por el parentesco que tengo con Gonzalo y Aldo Cobo Toro y Roberto Carlos Toro (que forman parte de ese equipo) pero las que escucho de gente que nada tiene que ver con ellos son incluso más entusiastas.
“El Gonzalo Cobo es otra clase siempre —me dice el amigo que me lustra los calzados—. Su ‘sisisisisisi’ le da vida a los partidos”.
Y por si eso fuera poco, resulta que una buena cantidad de gente suele quitarle audio a las transmisiones de los partidos de fútbol por televisión para seguirlas con la de “Futbolmanía”, como pasó con los cines que proyectaron los encuentros del Mundial de Sudáfrica.
Así que el “Ojo de vidrio” tiene esa opción para disfrutar lo que queda de la cita ecuménica del fútbol.

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