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…era Jueves Santo


¿Quién libertó Bolivia? Como puede comprobarlo usted mismo, así sea que la lance en el trabajo o en la calle, la respuesta inmediata a esa pregunta es “Simón Bolívar”.

Reconocido por todos como el Libertador, Bolívar es la figura epónima en la historia común de los países sudamericanos. Le dio su nombre a nuestro país y ahora a una corriente política que reivindica su figura y, curiosamente, la asocia con el socialismo.

Para el común de la gente, Bolívar libertó a Bolivia y lo hizo ayudado por Antonio José de Sucre. Durante años, sus retratos señorearon en las escuelas e instituciones del país y ahora comparten espacio con Tupaj Katari.

Lo que esa gente no sabe es que Bolívar, Sucre y las tropas a su mando jamás combatieron en el territorio que hoy es Bolivia. Bolívar venció en Junín y Sucre en Ayacucho. Ambas victorias sellaron la independencia del Perú pero nuestro territorio seguía bajo el mando de un general español que conocía perfectamente la región y, antes de llegar a ese rango, había combatido a los patriotas bajo las órdenes de José Manuel de Goyeneche, Pío Tristán, Joaquín de la Pezuela y José de la Serna.

Se llamaba Pedro Antonio de Olañeta y su fanatismo por la causa absolutista lo llevó al rompimiento con los liberales españoles. Se autoproclamó virrey de Charcas, incumplió una tregua con Sucre y continuó ejerciendo el mando en esa parte del Perú.

El 1 de abril de 1825, que cayó en un Jueves Santo como este 2010, combatió en Tumusla contra dos de sus batallones que se habían insurreccionado al mando del coronel Carlos Medinaceli Lizarazu y fue herido de muerte. Sólo entonces quedó libre el territorio que hoy es Bolivia.

Por razones hasta ahora desconocidas, la importancia de la Batalla de Tumusla fue minimizada al extremo de que algunos historiadores llegaron a afirmar que nunca ocurrió. Otros fueron más cautos pero la ubicaron en el 2 de abril de 1825 y refirieron que la insurrección de Medinaceli se produjo recién en esa fecha.

En 2002, el ahora presidente de la Corte Suprema de Justicia, Julio Ortiz Linares, publicó el libro “El perfecto equivalente del soldado cívico” en el que demostró que Medinaceli había preparado su alzamiento mucho antes. En 2005 amplió su estudio en “El Libertador de Charcas” en el que afirma, respaldándose con documentos de la época, que la conspiración de Medinaceli databa de 1822.

El Diccionario Histórico de Bolivia que se publicó en 2002 bajo la dirección de Josep Barnadas incluye a la Batalla de Tumusla, ratifica los datos de Ortiz y admite que Medinaceli proclamó la independencia de Charcas un mes antes, el 1 de marzo de 1825, en Cotagaita.

Según Ortiz, la importancia de Tumusla fue minimizada para no opacar a Bolívar quien, tras la partida de San Martín, se había quedado como dueño absoluto de la situación en el Perú. Medinaceli le libró del feroz Olañeta y le facilitó las cosas pero no alcanzó la gloria.

Pero aunque haya males que duren cien años, la verdad es la que prevalece siempre y, en el caso de la Batalla de Tumusla, aquella que se libró el Jueves Santo de 1825, un 1º de abril, como este año, es hora de reconocer que fue la que realmente libertó a Charcas, hoy Bolivia.

Que este Jueves Santo, 1º de abril de 1810, sirva no tanto para rememorar la gesta de hace 185 años sino para reflexionar sobre una verdad que nos incomoda desde siempre: nuestra historia necesita reescribirse.

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