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El litio es de ellos

La semana pasada pregunté públicamente cuál será el destino del litio boliviano habida cuenta que países como Argentina y Chile, que tienen reducidas reservas de ese recurso natural, ya nos llevan la delantera con inversiones muy superiores a las que cuantificamos nosotros.
Quiso la casualidad que la respuesta llegara casi de inmediato bajo la forma de la Ley Marco de Autonomías.
El artículo 22 de esa ley —que el miércoles 14 ya estaba en su fase de aprobación en detalle— señala que “el nivel central del Estado podrá conformar macroregiones estratégicas, como espacios de planificación y gestión, por materia de interés nacional sobre recursos naturales, debiendo coordinar con los gobiernos autónomos departamentales, municipales e indígenas originario campesinos que la integren. Estas macroregiones serán la Amazonía, el Chaco, el Sudoeste potosino y Pantanal. (…)”.
La incongruencia de ese artículo está desde su inicio. ¿Es que tiene que ser el “nivel central” el que determine, casi como con receta, cómo tiene que estructurarse una autonomía? ¿No tiene que partir la autonomía de la región que la aplica? Como se ve, esta no es sino una desconcentración de ciertos niveles de poder regional, como el departamental y municipal, en beneficio de cuatro macroregiones cuya coherencia no termina de convencer ni siquiera desde el punto de vista geográfico.
En lo que a Potosí le concierne, ahí salta una “macroregión” que nunca había sido considerada como tal: el sudoeste de dicho Departamento.
Más por razones de comodidad lingüística que factores étnicos, geográficos y culturales, los potosinos solemos referirnos a nuestras subregiones como norte, centro, sud y oeste. En el norte están provincias como Rafael Bustillos y Chayanta y otras tres —Charcas, Ibáñez y Bilbao— que, por su ubicación, a veces son denominadas “del extremo norte”. En el centro están Frías, Saavedra y Linares; en el sur los Chichas y Omiste; en el oeste Daniel Campos, Quijarro, Baldivieso y Nor Lípez. A Sud Lípez, que aparece en la esquina del mapa, se le denominó también sudoeste.
La más grande reserva de litio del mundo está en el salar cuyo nombre original era Thunupa y está ubicado en la provincia Daniel Campos. Por asociación de ideas, comenzó a llamársele “Salar de Uyuni” cuando esa localidad, que es la capital de la provincia Antonio Quijarro, se convirtió en el centro poblado más importante del oeste potosino.
¿Cuál es el sudoeste a que hace referencia el artículo 22 de la Ley de Autonomías? Si se aplicara el simple razonamiento geográfico, debería ser Sud Lípez, donde están las lagunas de colores y el Salar de Chalviri, pero, como es lógico suponer, a los políticos les interesa el otro, el mal llamado “de Uyuni”, porque sus cuantiosas reservas probadas de litio valen miles de millones de dólares.
Por tanto, al referirse al sudoeste, esa ley está metiendo en la misma bolsa no sólo a Sud Lípez sino también a las provincias del oeste geográfico como Daniel Campos, Quijarro, Baldivieso y Nor Lípez; es decir, las cinco que se mostraron rebeldes con los cívicos de la capital y cerraron filas en torno a una organización social vinculada al gobierno, la Federación Regional Única de Trabajadores Campesinos del Altiplano Sud.
Lo que está haciendo el gobierno es separar aguas a su conveniencia. Al este quedará la capital junto a las provincias del sud y el norte y al oste las masistas que ya se proclamaron dueñas exclusivas del Salar Thunupa. Lo que no perciben es que, con esa ley, el MAS —y sus asesores— serán quienes saquen provecho del litio que supuestamente era de los potosinos y de todos los bolivianos.

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